Yo siempre fui quien fui y seré quién pueda ser; porque sólo dos temas relativos son ciertos: el sol no puede convertirse en la luna, pero si por alguna casualidad se convirtiera en ella, ya no sería el sol. Entonces, ¿Quién es el que desea desviar mi rumbo?
No hagas represas en el río, si tienes sentido común.
Deja que la alegre violencia corra por su tranquilo lecho. ¿No ves cuán alegremente canta mientras se apresura hacia su océano?
Les digo, sabios: No hagan trágico lo que puede ser alegre. Eso sería un daño para todo, pero el peor daño sería a expensas de la belleza humana.
Y que esto se diga una vez más a los oídos demasiado largos de la antigua aristocracia, porque no sólo es un privilegio de casta vivir soberbiamente más allá del bien y del mal, sino también un privilegio de la fuerza y el buen gusto… de toda Fuerza, de todo buen gusto.
Entonces, ¿cuándo llegará el día en que un hombre se convierta en un Dios de la Alegría y la Risa?
¿Quién nos impediría hacer del mundo entero una celebración, una libre y magnífica fiesta?
Lo hemos anunciado.
Que cada río corra hacia su océano, con el acento de sus alegres canciones.
Yo soy el que es y voy hacia mi océano, que es hermoso, profundo y alegre, porque es mío, únicamente mío.
¡Ay de los que viven cerca de mis orillas, si obstruyeran mi curso!
L’en dehors Nº51
15 de Febrero, 1925
Deja una respuesta